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lunes, 17 de enero de 2011

De una niña que abraza a su principe azul.

Espero...

Que cumplas todo aquello que te propones,
que mis palabras te inciten a conseguir, a vivir y a sonreir,
que el amor que te regale llene tus expectativas
ser quien ilumine tus mañanas y arrulle tus noches;
que esto sea eterno.

No sentirme relegada a disfrutar de sobras;
que cuando alces la voz no sea para recriminar,
sino para contarle al cielo el amor que te inunda;
no sentir la humedad de mis ojos tristes
por tu carácter incorregible
no sentirme sola, rodeada de tanta gente.
que el amor que te doy sea bien remunerado;
que mis quejas no se conviertan en reproches.


 Te regalo...

mis horas de sueño, tú regálame tu amor;
mis tesoros mejor guardados y de mayor valor;
mis insignificantes y cursis souvenirs,
mis ademanes y sutiles coqueteos;
mi sensualidad propia de una niña que juega a ser mujer;
mi inexperiencia del amor que te entregué.
mis celos infundados que esconden una frase que relata:
"eres mío, solo mío y así te cuidaré"
todo aquello que se te pueda imaginar;
mi perdón cuando el error sea remediado;
mi confianza, pero cuídala,
que si se quiebra ya no habrá un poco más.
estás palabras, pero tu no estás.


¿De qué me quejo?  Nosotras amamos apasionadamente; ellos, no lo sé, tendría que poder entrar en esa mente. Llevó un año y diez meses en el intento, sin embargo es más difícil de lo que parece o tal vez resulte imposible. Solo sé que tú y yo amamos, idealizamos y admiramos. Ellos aman, no sé si idealicen, pero definitivamente sé que no admiran; no les gusta enaltecer aquello que a nosotras nos enorgullecé; tal como conseguir algo que despertaría la envidia del resto de nuestras colegas féminas, ese tipo de cosas, para ellos son basura pura; y nosotras, como la historia lo narra, siempre siendo parte de la foto de sus logros, siempre cumpliendo el rol de fan número uno. ¡Que absurdo!

Fin de semana sin ti.

Otro fin de semana en casa sola rodeada de tanta gente; otro sábado que, a pesar de jugar al papel de fuerte, las lágrimas ganaron la batalla y se derramaron de mis ojos perdidos por un amor que no está; otro día que la ilusión de unos brazos que me inspiran protección se desvaneció como aquel arco iris que iluminó mi atardecer y a los pocos segundos me abandonó como el sol, no tocó mi indefenso cuerpo que solo pedía atención, congeló un tonto corazón. Otro sábado pasó y sé que una vez más tus "te extraño" fueron bonitas palabras de amor, pero no con amor. Tus "te extraño" solo son la unión de vocales que forman un sonido que goza de significado, sin embargo, carece de sentimiento alguno.

Yo lloro de rabia, de tristeza, de impotencia, de decepción, de desamor; la verdad, no sé porqué no llorar. Tú repites una y otra vez: "No me entiendes"; yo con ganas de decirte: "ya escuché. Ya me lo aprendí, y es verdad, nunca te entenderé". ¿Qué es eso que no logro comprender? Te lo explicaré aquí en silencio porque aunque lo diga nunca aceptarás que duele, que lástima y que me hiere. Las ganas de verte me invaden, me vuelven loca, porque aunque me ruborice aceptarlo, me haces falta, te necesito aquí, te necesito conmigo. Muchas veces, me faltarían dedos para enumerarlas, acepté esperar, esperar por ti; gastar minutos, horas, días de mi vida ansiando el momento de tenerte a mi lado cuando preferiste estar con tus amigos que consolarme mientras mi corazón se hacia trizas, cuando no estuviste en los momentos importantes, cuando tuviste alguna otra cosa que hacer, cuando no había tiempo para un beso, cuando me dedicaste quince minutos y no reclamé, porque te amo. Sabes, no pedí mucho, solo necesitaba una hora de tu tiempo, una hora que valdría la pena, a cambio de las muchas que pasaríamos juntos, aunque te pareció un costo excesivo y quizá pensaste como siempre: "Es igual; otro día nos vemos". Y yo te digo (todavía en silencio), no dejes para mañana lo que podríamos vivir hoy; No sabes si tal vez esta noche Dios me diga que se terminó mi estadía en este mundo de cemento, aerosol, dióxido, tabaco, alcohol e indiferencia; no sabes si tal vez el beso que pudiste darme sería el de despedida; no lo sabes. Es que un lunes no es igual que un martes; ni un sábado, igual que un domingo; jamás reemplazarás lo que pudimos haber vivido este día. Tampoco quiero sonar injusta; tú me regalaste dos meses de tu vida cuando no estuve aquí, me esperaste, me amaste y me inspiraste la confianza necesaria para amarte a la distancia, no obstante, ¿una hora es acaso mucho pedir? Lamentablemente, sigo callando, sigo dejando que el ruido de mi llanto se infiltre por el celular y todo lo antes dicho solo lo escuchó mi mente; solo sentí como cada palabra penetraba mi corazón que se hacía más débil.

Mi tormento;tu pretexto.

Qué magnífico es que a pesar del tiempo, la llama del amor se mantenga encendida.


Escuchar a un excéntrico profesor de arte, que en un blablabla menciona a Van Gogh, mientras critica el último escandalete de la farándula, enseguida, entona locamente alguna cumbia bastante vanal y dramatiza por la decadencia de nuestro expresionismo, puede ser una tortura china, pero nada es realmente malo si sé que al terminar mi martirio, tú estarás ahi, listo para justificar mis horas de aburrimiento con un delicioso beso y un poco de amor. ¡Pero como son los hombres de ciegos!

Desde hace dos años y un poco más, un día aburrido, sombrío, lluvioso y bastante frío puede convertirse en la espera más romantica del planeta. Sin ser fecha especial, no un cumpleaños, no un aniversario, no navidad, no año nuevo, simplemente un día para los dos, es la ansiedad más dulce de una boca que espera ser besada, de unas manos que esperan ser tomadas, de unos oídos que quieren escuchar, de voz varonil, mil te amos. ¿Y tú? solo divisas las nubes grises y las gotas de un cielo que llora.

Contando los minutos para que el loco profesor se despida y salir corriendo a tu encuentro, la alegría me inunda de solo pensar en los abrazos que te daré y en los te quieros que escucharé. Mi emoción, digna de una niña boba, se apaga; la lluvia anda fuerte y las gotas se vuelven cántaros y ésos no caen del cielo, sino de mis ojos. ¡Qué bipolar puedo parecer a veces! Una llamada apagó mi sonrisa y UNA VEZ MÁS quebró mis expectativas. Sea como sea, es mi tormenta; sea como sea es tu pretexto. Espero disculpas y recibo justificaciones absurdas; espero amor y recibo desgano. Esperas no me importe y te respondo callando.

Los hombres no entienden que con sus desplantes lastiman. No comprenden la importancia de mantener la llama, pues poco a poco, ellos la van apagando.

Lo que llegas hacer si sientes amor por alguien.

No se deferir muy bien como me hace sentir todo lo ocurrido, si es impotencia o decepción. Cuando veo como alguien se enamora y quier...